De cuando Tío Pepe se atragantó con una pepita de manzana

No cuento nada nuevo. Sólo quería hacerme eco por aquí de este hecho, que si bien en la Villa y Corte es sobradamente conocido, en otros sitios no lo es tanto. Y afectando a su jerezana tierra de origen no podía dejar de comentarlo.

Para los que no estén al tanto: Todos conocemos ese edificio de Sol con su enorme luminoso de Tío Pepe coronando la plaza. Hace unos meses comenzaron las obras de rehabilitación que acondicionarían el inmueble para acoger una Apple Store en la capital. Desde entonces la flamenca botella se encuentra conservada en unos almacenes, si mal no tengo entendido, en la cercana localidad de Alcalá de Henares.

El caso es que desde hace un tiempo se ha puesto en duda que este cartel vuelva a iluminar las noches de la Plaza del Sol. Parece ser que Apple no está muy por la labor de compartir su espacio con publicidad ajena.

Lo que hasta cierto punto es comprensible viene a chocar con el hecho de que, al igual que con el toro de Osborne, la botella de Tío Pepe hace tiempo que perdió su carácter publicitario para convertirse en un símbolo que en esta ubicación en concreto ha sobrevivido desde hace cerca de ochenta años.

(Quizá, se me acaba de ocurrir, ayudaría si hubiesen plantado algunas de estas botellas junto a los toritos donde la Selección se encuentra concentrada allá en tierras polacas. Aún estamos a tiempo).

Obviamente se trata de un tira y afloja entre empresas privadas, y al final la compañía de Cupertino hará lo que le salga de sus semillas, y en cualquier caso dentro de muy poco todo esto habrá pasado al anecdotario histórico, engullido por el día a día, el reclamo de los productos de ultimísima generación que tan bien saben vendernos y la facilidad para el olvido que poseemos los seres humanos.

Conste que escribo y subo estas líneas desde un MacBook Pro, lo que no es óbice para saber que me contaré entre ese grupo de individuos que, por muy atraídos que se sientan por dispositivos inteligentes capaces de hacernos el café por la mañana y la cama mientras estamos fuera, no puedan evitar, llegado el momento, levantar ligeramente la vista y sentir algo parecido a la nostalgia.

Y que no nos extrañe si en nuestra próxima visita a González-Byass nos agasajan con una versión ampliada de su espectáculo, en la que después de que el ratoncillo haga su simpático recorrido, el capataz de la bodega le lance un pero mordido y el roedor proceda a hacer de vientre sobre el fruto.

Al tiempo.

Por ahora, y hasta que sea inevitable, si queréis apoyar la plataforma en las redes podéis hacerlo a través de su cuenta oficial en Twitter: @tiopepesol o en su grupo de Facebook, Plataforma Tio Pepe por siempre en Sol.