Asimov y las bodas de oro de su futuro

AsimovWhatIsARobot

En 1964 Isaac Asimov escribió un ensayo con motivo de la Feria Mundial de Nueva York, acerca de cómo preveía que algunos aspectos de la sociedad, especialmente aquellos relacionados con la tecnología, evolucionarían 50 años en el futuro.

Y aquí estamos, 50 años en ese futuro.

Y aunque en varias de esas valoraciones pecara quizá de un amable optimismo, tan propio de él, muchas de ellas no hacen sino reforzar, como si hiciera falta, por qué lo llevo citado desde sus inicios en la cabecera de esta cosa que algunos se atreven a llamar blog.

Inspirador, evocador y enorme.

Entrada en la web de la BBC.

Extractos de la autobiografía de Asimov, vía El Francotirador. Gracias a Álex por el chivatazo ^^

Y para terminar, una cita de Asimov, la mejor descripción de Dios que nadie haya hecho, en boca de un ateo:

Los suaves lazos del amor son indiferentes a la vida y a la muerte. Se mantienen a través del tiempo de forma que el amor del pasado es parte del amor del presente, y que la confianza en el amor futuro es también parte del presente. Cuando uno muere, su recuerdo vive en el otro, quien lo mantiene vivo y respirando. Y me gusta creer -racionalista como soy- que cuando ambos mueren algo de ello permanece, indestructible y eterno, enriqueciendo todo el universo por el sólo hecho de haber existido.

IsaacAsimov

La aplicación que Siri no quiere que uses

iOS 6 nos ha traído Siri en español. Y ahora, como ya nos mostrara Raj, podemos mantener conversaciones con una máquina más profundas de las que muchos mantienen con entes de carne y hueso – y por qué no, historias de amor cibernéticas… ¬¬

Tomar notas, dictar emails y mensajes, pedir que te recuerde algo o que te indique cómo llegar a un sitio, que reproduzca la canción que tú quieras, o abrir la aplicación que necesites en ese momento sin más que pedirlo… ¿Cualquier aplicación? Pues en principio sí, aunque una prueba empírica realizada intentando abrir una app determinada en repetidas ocasiones parece probar que en Cupertino se han tomado ciertas molestias para que algunas cuesten más que otras (y no es cosa solo de Kripke).

Y si no, a las pruebas me remito:

Y aquí, la triste historia de Raj:

Del error de tethering con iPhone a través de un Mac con iTunes 10.7 (y de la tarde que perdí intentando ver qué p*ñ*t*s pasaba)

El título es bastante esclarecedor.

Si sueles usar tu iPhone como módem y desde hace poco eres incapaz de conectarte, no es que hayas hecho nada raro… excepto actualizar a iTunes 10.7.

Al principio no lo relacioné, porque pasaron varios días desde que actualicé hasta que tuve la necesidad de compartir la conexión a internet a través del iPhone. Tampoco hay demasiada info en la red, y aunque es una situación un tanto particular, puede que no esté afectando a todos los usuarios.

Al grano. Mi equipo y situación son los siguientes:

  • iPhone 3GS con iOS 5 (posteriormente verificado con iOS 6, dándose las mismas circunstancias).
  • MBP5,5 (mid.2009) con Mac OS X 10.6.8.
  • iTunes 10.7 instalado en el Mac.
  • Imposible conseguir tethering por USB (aunque sí mediante Bluetooth).
  • Verificado que el problema no proviene del iPhone, habiendo conectado éste a un MBA (mid.2011, Lion, iTunes 10.6.3) y funcionando perfectamente y, por otra parte, habiendo conectado otro 3GS distinto (con iOS 5) al MBP inicial, sin funcionar tampoco tethering mediante USB (probado con dos cables distintos, por cierto).

El error/problema parece tener su origen en que durante la actualización a iTunes 10.7 se jode el fichero AppleUSBEthernetHost.kext, imprescindible para la tarea que nos ocupa.

Bien, al grano también. Posibles soluciones:

  • Reinstalar a lo bestia mediante Time Machine volviendo a un punto previo a la actualización de iTunes 10.7. Efectivo, aunque es matar moscas con misiles nucleares.
  • Eliminar la aplicación iTunes y volver a instalarla, pero en una versión previa a la 10.7 (10.6.3, por ejemplo). Teóricamnete debería funcionar, pero personalmente no me siento muy cómodo eliminando una aplicación tan arraigada en Mac OS como iTunes. Por eso seguí buscando.
  • Recuperar el archivo AppleUSBEthernetHost.kext de un estado anterior del sistema que tengamos salvaguardado mediante Time Machine (o aplicación equivalente). Este fichero, para que quede claro, se encuentra en /Sistema/Librería/Extensiones. Se sustituye el fichero que tengas en tu equipo actualizado a iTunes 10.7 por el mismo fichero recuperado de un momento previo a la actualización. Simple, evidente una vez conocido el origen del problema y en teoría inmediato, aunque…
  • …a algunos usuarios no les funcionaba ese método. Parece que el fichero kext seguía sin ser el adecuado una vez sustituido… Solución (que a mí me funcionó): Hacer uso de la aplicación Kext Utility. Una vez ejecutándose, no hay más que pillar el fichero kext correcto (que habremos recuperado de una copia de seguridad previa a la actualización a iTunes 10.7) y arrastrarlo a la ventana de Kext Utility. Esto reemplaza el archivo problemático por el correcto y repara los pertinentes permisos.

La aplicación Kext Utility la puedes descargar aquí.

Y si no dispones de una copia de respaldo del sistema de la que recuperar el kext (chico malo, eso no se hace) o si no tienes el disco a mano, puedes conseguir una versión funcional de este fichero en estos enlaces:

Aquí para Mac OS X 10.6.8 (AppleUSBEthernetHost.kext 2.2.0)

Y aquí para Mac OS X 10.7 y 10.8 (AppleUSBEthernetHost.kext 2.3.6)

En fin, una manera como cualquier otra de echar un rato tonto de tarde lluviosa. No te jode.

Vaya todo el crédito de estos pasos para los chicos del hilo USB tethering lost after downloading I-tunes 10.7 de Apple Support Communities (los chicos, que no la gente de Apple, eh).

La culpa del spam en todo el mundo la tienen los Monty Python

Para la mayoría de los que nos movemos un poco por esto de las redes no nos coge por sorpresa el título de esta entrada, pero me llamó la atención que casi ninguno de los tertulianos que charlábamos hace escaso tiempo en un descanso en el trabajo conociera que la génesis del término “spam” se encuentra en un sketch de los Monty Python; había también quienes me respondieron “¿los Montiqué?”; a dichos individuos ya les he retirado la palabra hasta que me presenten una propuesta de canonización de Graham Chapman.

En el sketch en cuestión, Idle y Chapman “aterrizan” en un restaurante en el que la camarera, un habitualmente histriónico Terry Jones, les ofrecía una variedad de platos en los que en todos había cerdo enlatado (spam), siendo absolutamente imposible consumir nada sin recibir su dosis correspondiente de spam; de ahí surgió el término como algo que te cuelan sin que realmente lo quieras y sin que puedas evitarlo.

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Y como la Historia es una de mis aficiones, emulando a cualquier estudiante de Secundaria que se precie surfeé un ratillo para recopilar algo de información (algún día a ver si hablo del origen de la corbata, que siempre ha sido algo que, muy tontuna e inexplicablemente, me ha interesado).

Por una parte, en cuanto a lo que hoy entendemos por spam, la Wiki data la primera aparición el 3 de mayo de 1978, aunque solo afectó a unos pocos usuarios de la americana ARPANET (ya sabéis, la predecesora de internet creada por el Departamento de Defensa estadounidense).

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El primer caso de spam a gran escala se produjo, parece ser, el 18 de enero de 1994, fecha en la que todos los grupos de noticias de USENET (uno de los primigenios sistemas de comunicaciones entre redes de ordenadores para el gran público) se encontraron con un mensaje que rezaba (nunca mejor dicho): “Global Alert for All: Jesus is Coming Soon”.

Apenas tres meses después, en abril de 1994, la firma de abogados Canter and Siegel publica en USENET un mensaje bajo el título “Green Card Lottery – Final One?”; estos señores, al contrario que en cualquier caso anterior, no solo no escondieron la mano, sino que se mostraron orgullosos de su logro y, aunque se granjearon el cabreo de la inmensa mayoría de usuarios, consiguieron su objetivo: que se hablara de ellos (el caso llegó a los periódicos).

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En cuanto al producto original, el spam fue algo así como la base alimenticia de los soldados británicos y soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial, siendo comercializado en todo el mundo desde finales de los 50 y gozando de una amplia popularidad en los 60 gracias al por entonces revolucionario sistema de apertura de la lata mediante una anilla incorporada que hacía innecesario el uso de abrelatas. Por lo visto existen un par de teorías acerca del origen del nombre, que data de los años 30; una versión, según leo la oficial, indicaría que se trata de una contracción de “spiced ham”, mientras que otra sugiere que procede de “shoulder of pork and ham”. Al parecer, en los 70, la mayor productora europea de spam era una empresa danesa, lo que explica la presencia de los incansables comensales vikingos y su cantinela: “Spam, spam, spam, spam, extraordinary spam!!!” entre las apariciones de John Cleese y Michael Palin.

Y aquí, el sketch de marras, subtitulado y convenientemente spameado e infectado.

Para una inmersión altamente gratificante sobre etimología electrónica, de donde he obtenido parte de la info de esta entrada, es recomendable visitar “Origin of the term spam to mean net abuse”, de Brad Templeton, así como los incontables enlaces que contiene.

Otras fuentes para esta entrada:

http://es.wikipedia.org/wiki/Spam

http://es.wikipedia.org/wiki/Spam_(alimento)

De las modificaciones en Facebook y otros vaticinios apocalípticos

Soy usuario de Facebook. Como varios millones de personas en todo el mundo. No soy un usuario particularmente activo, ni es mi red social favorita, y de hecho soy más bien crítico y cínico hacia ella. ¿De verdad nos interesa la vida de un compañero de clase de quien hace veinte años que no nos hemos molestado en intentar averiguar qué ha sido de él, cuando a veces ninguno de los dos nos hemos movido de la misma ciudad? ¿Más allá de cotillearle un poco sus fotos, ver dónde ha viajado, con quién se ha casado y comprobar que está más gordo y más calvo que nosotros, o al revés? Pero en fin, también publico con relativa frecuencia. Qué le vamos a hacer. Soy contradictorio.

A lo que iba. Cuando me he conectado hoy por la tarde para echar un vistazo a lo que se cotilleaba en este patio, me he encontrado mi muro (término que actualmente ha adquirido un primer significado distinto al que tenía hace cuatro o cinco años) lleno de bienintencionados mensajes pidiéndome que desmarcara la suscripción de mis contactos (al menos de aquél de quien procedía la publicación); seguro que tú también la has leído, seguro; seguidamente, cómo no, se procedía a la inevitable petición de copiar y pegar el texto en mi propio muro.

Ay. El copypaste. Cuán traicionera arma.

No he leído en mi muro en ningún momento avisos bienintencionados advirtiendo del derecho que otorgamos a FB para que haga uso de nuestras fotos. Ni de la posibilidad de filtrar mediante el uso de listas, pero este es otro tema. Aunque relacionado, claro.

Y no voy a comentar la cadena de publicaciones sobre el cobro de los servicios por parte de Facebook. Estoy convencido de que mi muro está lleno de cachondos que compartieron esa noticia solo por chanza.

Convencidísimo.

Otra vez me lío. A lo que iba, sí. Que yo también tengo una petición.

Antes de hacer un copy-paste de la primera noticia supuestamente alarmante que encontréis por la red pararos por favor a mirar si es cierta o al menos si tiene un mínimo fundamento. Los cambios de Facebook pueden gustarnos o no, podemos entenderlos o no, y podemos estar más o menos de acuerdo con su política, pero si vamos a seguir en esta red hay que jugar con sus reglas, y la responsabilidad sobre lo que publiquemos es de quien publica.

Si no nos gusta, hay otras opciones. Claro, que esto es como ir a un garito que detestas, que te ponen garrafón, que te clavan… pero al que vas porque es donde está la peña.

Es una sanísima costumbre la de conocer aunque sea por encima aquello que se usa. Es un rollo, lo mismo que lo es leerse todo el texto de un contrato, el bucear entre las opciones de configuración y establecer los parámetros que nos satisfacen. Pero al igual que con los contratos, las satisfacciones pueden superar al tedio.

Algunos de quienes me conocen recordarán el caso de cierto individuo que se sorprendió amargamente de que sus comentarios en un foro público salían en internet. Y es que no hay nada como saber de lo que se habla.

Para que quede claro, ya que es el tema. Si un desconocido tiene acceso a tus publicaciones es porque tú le has dado permiso a FB para que así sea, si un desconocido puede ver tus fotos es porque tú le has dado permiso a FB para que así sea, si un desconocido puede suscribirse a tus publicaciones… adivina: es porque tú le has dado permiso a FB para que así sea.

Obviamente, no podemos evitar que uno de nuestros contactos (lo siento, no me gusta el término «amigo», yo no tengo tantos «amigos» como Facebook me asegura que tengo) difunda cualquiera de nuestras publicaciones, en especial las fotografías. De ahí el importante ejercicio de responsabilidad que implica el hecho de publicar una imagen o un vídeo… o cualquier comentario, y que me resulta extraño que no resulte evidente. Por otra parte, de suceder, lo mismo habría que seleccionar más severamente a nuestros «amigos». O someter a los que tenemos a una criba exhaustiva. En definitiva, no olvidemos el viejo refrán: Si no quieres que tu madre se entere, no lo publiques en Facebook.

Podemos (y debemos) quejarnos de todo aquello que no nos satisfaga y luchar porque se pongan los medios para solucionarlo, especialmente si entendemos que se trata de algo injusto.

Y debemos exigir nuestros derechos como clientes. Pero como leí no hace mucho, los usuarios no somos los clientes de Facebook, somos la materia prima necesaria para vender su producto a sus auténticos clientes, a saber, publicidad, a los anunciantes.

Si no nos gusta, siempre nos quedará la mensajería instantánea. O la telegrafía.

Y que nadie se me ofenda, esto va de buen rollo. Copypastea esto en tu muro o no, como quieras, lo que me importa es que aquellos a quienes yo quiero que les llegue este mensaje, lo han recibido.

Nos leemos en Twitter.

Imagen tomada sin permiso del blog Undisciplines Affinities, en entrada del 22 de noviembre de 2010.