Llegamos a casa de mis padres y veo nueva iluminación en la fachada sobre la chimenea.
Se me cruza un pensamiento por la cabeza pero me lo guardo para mis adentros, porque luego crío fama.
Y al rato me dice mi chica: «Oye, las luces que ha puesto tu padre en la chimenea parecen una estrella Racnoss».
Y esto, muchachada, es amor.